El Espejo Empañado

Así, poder decir

se torna mas fácil,

viéndote sin verme,

sin saber si me ves.

Pero ¿cómo hablar

de lo que no quiero

siquiera escuchar?

Decirte,

decirme,

hablarnos,

sacarlo,

exorcizarlo,

intentarlo

y no lograrlo.

Y otra vez,

otra vez ese ritmo,

el que nunca seguimos

pero igual nos lleva

por ese camino,

sinuoso,

dudoso,

sin sentido.

El aire que sale corriendo,

justo a tiempo

y aún así nunca llega,

y nos quema,

y reniega,

y consuela

hasta que congela

la sangre que va,

que vuelve,

que grita,

pero nunca advierte

que parece terminarse,

aunque no,

sabemos que en realidad

le da igual.

porque viene de paso,

deja el espejo empañado,

se burla y sigue.

Igual no la culpo,

no tiene y nunca tuvo

un cuerpo que sienta,

y por lo tanto no entiende

lo que rompe cuando llega.