Sobre el Diablo y el Amor
- Brenda Figueroa
- 10 may 2022
- 1 Min. de lectura

Que el amor al Diablo no le interesa,
me dicen…
que es duro, cruel, frío,
que lastima con sólo un roce,
que le dan asco las caricias,
que su mundo es la crueldad
y todo lo que se le asemeja.
¿Están hablando del Diablo o del amor? Pregunté.
¡Del Diablo, OBVIO! Me contestan.
¿No sabe amar? Les pregunto,
me responden que no,
porque es duro, cruel, frio y bla bla bla…
Y el amor ¿simplemente está o se enseña?
¿y si no le enseñaron sobre amar?
¿y si la decepción y el abandono que le atraviesan es tal
que sólo logra ver el desprecio,
y no volvió a creer nunca más?
Ahora que lo leen,
no les suena tan imposible,
¿verdad?...
Nosotros, los seres humanos,
cuando estamos rodeados de pesar
nos olvidamos de amar,
y de pronto, creemos que amar
es enojarnos,
aguantar maltrato,
clavar una seca,
escuchar canciones tristes,
dejar de comer y dormir,
y nos volvemos un poco amigos del diablo,
y un poco cercanos a su infierno,
porque es ahí donde habitan los pesares,
y él entiende de las torturas del alma,
de que te dibujen cara de monstruo
un par de cuernos
y te arranquen las alas que tanto brillaban.
Y entonces me vuelvo a preguntar,
¿el amor está, o se enseña?
¿Podemos sacar al diablo del infierno
y recordarle que fue el ángel más brillante del cielo?
Y entonces me vuelvo a preguntar,
¿Podrá alguien un día
sacarme del infierno,
de los malos recuerdos,
de las heridas que aún arden,
de los insultos y desprecios del tiempo,
del hambre pendiente con la muerte,
abrazarme,
y enseñarme lo que es amar..?
Saturnus.
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