Todavía estás acá.

Llegó la temporada

de los días más largos,

de las noches más cortas,

la temporada en la que

a tu fantasma

le encanta merodearme.

¿Qué buscas de mí?

¿Que te encuentre por ahí?

¿Que me enrosque en ese sentir?

Si nunca supiste decir,

si nunca me dejaste elegir

incluso queriendo elegirte.

Hoy te vi de nuevo,

en otro cuerpo,

en ese cuerpo,

cercano a mí.

¡Basta!

Si vas a venir

aparecé de una vez,

dejá de cobijarte

en esa cobardía que sabés,

siempre odié.

Dale,

dale, que esa remera a rayitas,

el jean recto,

el pelo perfectamente lacio,

me tambalearon el mundo

¡y ni siquiera sos vos!

Dale,

si querés aparecer,

llegá hasta acá,

acá en frente mío,

y decime de nuevo todo eso.

Rompeme otra vez,

te doy el permiso,

pero dejame verla a ella

sin que te cruces en medio,

que me sigas amasijando el pecho

cada vez que la tengo cerca.

Dejá de ser tan egoísta

y devolveme el mundo

que tenía antes

de esos ojos de miel

que todavía me miran

en algún cuerpo ajeno

y me hacen llorar.

Saturnus.